A todas las personas nos agrada que nos den una palmadita en la espalda, que nos refuercen y nos digan cosas positivas y nos remarquen o recuerden lo bien que hacemos las cosas, es más, no solo es que nos agrade, es que lo necesitamos!.
Desde el punto de la emociones, los seres humanos tenemos la necesidad de sentir la sensación de pertenencia, afecto y reconocimiento de una manera agradable, sentida, pura y sincera. Ponte en la situación de pertenecer a algún grupo, da igual personal que profesional, en el que pase lo que pase nadie nunca reconoce la labor que desempeñas, y da igual lo relevante de esa labor, es importante para ti y en la que pones tu atención y esfuerzo. Con eso basta, ¿cómo te sentirías?
También es cierto que tenemos cierta inclinación a pensar que no es necesario hacerlo, que si lo hacemos estamos transmitiendo nuestra vulnerabilidad hacia esa persona a la que felicitamos, y no solo eso, sino que además pensamos que se va a relajar y que por lo tanto no le conviene.
Esta creencia, obviamente equivocada es la que nos lleva apenar que lo adecuado es no hacerlo, y efectivamente, no lo hacemos o nuestra tendencia es a no hacerlo. Esta forma de verlo es absolutamente unilateral desde el punto de vista de ser una presuposición (antes de presuponer, preguntar), además de ser egoísta y equivocada: lo primero desde el punto de vista de que seguramente a ti te gusta que te lo hagan, y equivocada porque está comprobado que el refuerzo y el reconocimiento es el mejor modo de construir confianza y, por lo tanto, autoestima.
Beneficios del reconocimiento
Esta forma de relacionarte con las personas de tu entorno, tanto profesional como personal, no solo es beneficioso para quien lo recibe, sino también para quien lo da. El reconocimiento es poderoso, y da un enorme chute de energía tanto a quien lo expresa como a quien lo recibe.
El efecto bolígrafo verde del reconocimiento nos sirve, por lo tanto, para destacar lo bien hecho, y reforzar que se vuelvan a repetir esos comportamientos. Es importante destacar que el refuerzo no solo hay que hacerlo cuando alcanzamos beneficios en los demás, sino que también lo debemos dar cuando vemos que la persona se empeña en hacer las cosas lo mejor que puede.
Cuando el reconocimiento es genuino, amable y auténtico, puede tener efectos sorprendentes y transformar la vida de quien lo da y de quien lo recibe, así, algunos de los beneficios fundamentales del reconocimiento son los siguientes:
- Mejora la satisfacción y la felicidad de las personas.
- Mejora la autoestima y la autoconfianza.
- Refuerza comportamientos positivos y deseables.
- Aumenta la involucración y compromiso en las tareas.
De una manera tan o más importante, esta forma de relación es una de las mejores formas de estrechar vínculos con las personas que nos rodean ya que, inconscientemente, se crean vínculos emocionales de experiencias, éxitos, esfuerzos, retos y logros de los que poder charlar y compartir en privado o como punto de encuentro para con otros grupos.
¿Por qué cuesta tanto?
- Creencia errónea de que si reconocemos a las personas, van a vanagloriarse.
No somos nadie para interpretar previamente cómo se pueda tomar la persona que recibe el elogio este regalo, y en cualquier caso no es nuestro problema. Y en este sentido, de la misma forma, si se aprecia que el reconocimiento modifica la actitud o el rendimiento de quien lo reciba, basta con mantener una charla con esta persona para tratar de solucionarlo.
- Por no saber cómo hacerlo.
A veces se piensa que es algo complicado o que puede llevar mucho tiempo. Sin embargo, puede marcar una enorme diferencia. Una breve nota que simplemente diga: “Felicitaciones por la reunión que mantuviste con el cliente”, o una llamada telefónica a una amiga para decirle: “Gracias por invitarnos a cenar, la comida fue exquisita y lo pasamos muy bien”.
- Por creer que no es algo importante o necesario.
A nadie le amarga un dulce, y como ya hemos visto en los párrafos anteriores, el reconocimiento es fundamental tanto para quien lo da como para quien lo recibe.
En mi labor profesional de mas de 20 años, me he encontrado, por ejemplo, con afirmaciones como esta: hace años que no me detenía a pensar en lo mucho que tengo que agradecer y reconocer a mi marido; ¡nunca pensé lo importante que esto podía ser y lo bien que me haría sentir, desde que lo hacemos él ha reaccionado igual y nos ha unido mucho!.
– Porque, de todas maneras, la otra persona ya lo sabe.
Un buen reconocimiento es un gesto de gratitud muy valorado, a nadie le sirve de nada la gratuidad silenciosa. Piensa que montas en un taxi y de manera silenciosa le quieres expresar a dónde quieres ir, ¿crees que se enteraría de algo?. Pues aplícalo al reconocimiento.
Características del reconocimiento:
Merecido: Es decir, verdadero; no inventado ni exagerado; ni para quedar bien, ni para manipular.
Inmediato: Hacerlo en el momento más cercano posible al hecho que lo motiva
Centrado en la acción que lo merece: “Este informe está muy bien hecho”, en lugar de “tú eres una maravilla”.
Sostenido: no basta con hacerlo una vez al año, lo adecuado es hacerlo todas las veces que sea merecido.
Espontáneo: expresar la admiración con naturalidad, sin miedo, con emoción: “lo que hiciste, significó mucho para mí”.
El reconocimiento en la infancia es imprescindible con lo que en otro post hablaré de él. De momento podéis empezar a hacerlo disfrutando con vuestros menores en esta página que me ha parecido interesante, ya que además es educativa.