No esperes a tener el tiempo suficiente para hacer lo que te gusta.
No esperes a tener dinero para conocer mundo.
No esperes a dominar un idioma para comenzar a hablarlo.
No esperes a perder a alguien para contarle lo que sientes.
No esperes a que otra persona dé el paso para decirle te quiero, adiós, lo siento, gracias, te echo de menos.
No esperes a que llegue el momento perfecto porque es labor tuya hacerlo perfecto.
No esperes a estar segura para lanzarte.
No esperes a que te den permiso y no hagas nada esperando un aplauso.
No esperes a que nadie te diga lo que debes hacer.
No esperes que los demás adivinen qué quieres, qué esperas o qué piensas. Da tú el paso. Opina, pregunta y pide. No pierdas un minuto con gente negativa, necia, egoísta, envidiosa o poco interesante. Corta en cuanto se acabe.
No esperes por orgullo, desidia, inseguridad o miedo.
No esperes una carambola, un milagro, un trébol de cuatro hojas, un golpe de fortuna.
No esperes a que los problemas se arreglen solos ni que las respuestas caigan del cielo.
No esperes a que las cosas, las personas o las circunstancias cambien.
Cambia tú de trabajo, estudios o ciudad cuando ya no estés a gusto.
Cambia tú de pareja si con ésta no eres feliz.
Cambia tú de actitud ante la vida y toma decisiones.
No esperes…
Si siempre haces lo mismo tus resultados siempre serán los mismos.
Arriesga, improvisa, cáete, levanta, equivócate y aprende de ello. Y hazlo HOY.
No esperes a mañana porque la vida es ahora y no espera a nadie.